Es solo el comienzo de algo que he empezado.
Los años han pasado.
Es curioso. Veo el atardecer todos los días de verano y siento que es lo mismo. Me levanto del césped y siento mi cuerpo más pesado. Un suspiro vuela y se pierde. Se pierde en las infinitas aguas del fuerte viento que corre en el malecón de Magdalena.
Día domingo. Muchos parapentistas se reúnen. Adultos con sus hijos volando aviones a control remoto, surcando los pequeños, pero a la vez infinitos, espacios del cielo que se contrae cada vez más según el alcance del control. Hay parapentes marrones, verdes, rojos… hay niños blancos, morenos, altos, bajos, rubios, castaños, lacios y ondulados.
Meto la mano al bolsillo de mi viejo jean, raído, gastado. Mis dedos nadan hasta encontrarse con una cajetilla. Lucky Strike. Me llevo un cigarro a la boca. Lo prendo. Pienso… pienso y recuerdo. Me recuerdo. Los padres volando cometas con sus hijos, niños jugando trompo en las esquinas y en la zona cercana a la estatua que se alza imponente, mirando el horizonte. Yo, espectador. Nada más. Papá se fue lejos, Miguelito. Si se, cuando regrese vas a jugar con él, anda corre con los otros chicos. ¿Una carta? Si… yo se la mando, mi amor. Anda preciosura, juega tranquilo. Vienes a tomar tu leche.
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martes, 29 de septiembre de 2009
Nuevo blog
He creado un nuevo blog, más personal y a la vez menos personal. Si bien no acostumbro publicar frecuentemente algunas cosas que escribo (no me convencen tanto varias de ellas), trataré de hacerlo. No se si considerarme un buen poeta o mal poeta, o quizás no un poeta del todo. ¿Escritor, narrador? No lo sé. Creo que no es el momento para pensarlo. Termino esta breve introducción aquí.
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